
Cada 3 de diciembre, el mundo conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, una fecha impulsada por las Naciones Unidas para promover los derechos, el bienestar y la participación activa de más de mil millones de personas en el planeta que viven con alguna forma de discapacidad. Más que una efeméride, esta jornada invita a reflexionar sobre los desafíos persistentes, celebrar los avances y reforzar el compromiso con una sociedad verdaderamente inclusiva.
Hacia un cambio de paradigma
Durante décadas, la discapacidad fue entendida desde un enfoque estrictamente biomédico. Hoy, gracias al modelo social y de derechos humanos, sabemos que la discapacidad no reside en la persona sino en las barreras que la sociedad impone: arquitectónicas, comunicacionales, educativas, laborales y actitudinales.
Garantizar accesibilidad no es solo eliminar escalones o adaptar tecnologías, sino construir entornos que permitan la participación plena y en igualdad de condiciones. Esto implica políticas públicas sostenidas, diseño universal, servicios de apoyo y, sobre todo, un profundo cambio cultural.
Desigualdades que persisten

A pesar de los avances en normativas y programas, las personas con discapacidad continúan enfrentando desigualdades significativas:
❋ Acceso limitado a la educación y al trabajo, lo que repercute en menores oportunidades económicas.
❋ Barreras en el sistema de salud, desde la falta de formación del personal hasta entornos inadecuados.
❋ Dificultades en la movilidad urbana, donde la infraestructura sigue siendo un obstáculo.
❋ Estigmas y prejuicios que condicionan la participación social y comunitaria.
Visibilizar estas problemáticas es el primer paso para transformarlas.