En esta jornada, se busca poner en primer plano un mensaje esencial: no hay salud sin salud mental.
La salud mental forma parte inseparable del bienestar general de las personas y de las comunidades. Sin embargo, históricamente ha sido un aspecto relegado, muchas veces rodeado de silencios, prejuicios y falta de comprensión social.
Cuidar la mente, las emociones y los vínculos implica reconocer que los procesos de salud y enfermedad son complejos, interdependientes y profundamente humanos. La salud mental no se limita a la ausencia de trastornos: abarca la capacidad de vivir con equilibrio emocional, de afrontar las tensiones cotidianas, de establecer relaciones significativas y de participar activamente en la vida comunitaria.
Desde una perspectiva de derechos, cuidar la salud mental significa garantizar condiciones de vida dignas, acceso equitativo a los servicios de atención, espacios de contención y acompañamiento profesional, así como entornos sociales y laborales saludables.
En este sentido, el bienestar emocional no es un privilegio individual, sino un derecho colectivo que debe ser promovido por políticas públicas, instituciones comprometidas y comunidades solidarias.
Reconocer la importancia de la salud mental es también una forma de cuidar la vida en todas sus dimensiones: el cuerpo, la mente, las emociones, las relaciones y los proyectos.
Solo cuando se integra esa mirada integral y humana del cuidado, es posible construir sociedades más sanas, empáticas y justas.
Un tema de todos y todas
La salud mental atraviesa todos los aspectos de la vida: el trabajo, la educación, la familia, los vínculos sociales y comunitarios. No se trata solo de la ausencia de trastornos, sino de la posibilidad de vivir con bienestar, afrontar las tensiones cotidianas, participar activamente en la comunidad y desarrollar las propias capacidades.
Sin embargo, millones de personas en el mundo todavía enfrentan dificultades de acceso, estigmatización y falta de recursos para recibir acompañamiento oportuno. En este sentido, promover la salud mental implica también reafirmar derechos y exigir políticas públicas integrales.
Consejos para una buena salud mental
El bienestar emocional se construye día a día. Pequeños gestos, hábitos y decisiones pueden marcar una gran diferencia:
Dormir lo suficiente. El descanso adecuado mejora la concentración, el ánimo y la capacidad de afrontar el estrés.
Mantener vínculos saludables. Compartir tiempo con familiares, amigos o compañeras y compañeros de trabajo fortalece la red de apoyo.
Realizar actividad física. Caminar, bailar o hacer deporte libera tensiones y mejora el estado de ánimo.
Alimentarse bien. Una dieta equilibrada favorece el bienestar físico y mental.
Hablar de lo que nos pasa. Expresar las emociones y pedir ayuda cuando algo nos supera es un acto de cuidado.
Buscar momentos placenteros. Dedicarse tiempo a actividades que generen disfrute, creatividad o descanso.
Practicar la relajación o la meditación. Ayudan a reducir el estrés y a mejorar la conexión con el presente.
Evitar la autoexigencia excesiva. Aprender a poner límites y reconocer los propios logros.
Un compromiso colectivo
La salud mental es un asunto colectivo. Cuidarla requiere políticas públicas inclusivas, equipos interdisciplinarios accesibles, espacios comunitarios de encuentro y redes solidarias de apoyo.
En este Día Mundial de la Salud Mental, desde ATE Salud reafirmamos nuestro compromiso con el bienestar integral, la equidad y la promoción de entornos saludables para todas y todos.
Porque cuidar la mente, los afectos y la comunidad es también defender el derecho a una vida digna.